jueves, 2 de junio de 2016

Interesante Patente

 Patentan la rosa que no se marchita

 
Monsanto trabaja en un método para mantener frescas las flores recién cortadas, de manera que luzcan más tiempo en el jarrón (o en la tienda). La multinacional que creó el maíz resistente al glifosato y que es el blanco de las campañas antitransgénicos (ahora quiere cultivar la rosa que no se marchita).
El método viene detallado en una solicitud de patente publicada por la Oficina de Patentes y Marcas de los Estados Unidos. A diferencia del maíz o la soja transgénica, cuyo genoma fue modificado permanentemente, la planta se rocía o se alimenta a través de sus raíces con unas moléculas de ARN que modifican de manera temporal la función de ciertos genes vinculados con el envejecimiento.

En concreto, estas moléculas bloquean la capacidad de las flores frescas de producir gas etileno. El gas etileno es la hormona de crecimiento natural que hace que las manzanas se pudran y los pétalos de las rosas se caigan (también se comercializa para que los agricultores aceleren la maduración de la fruta). Todas las plantas dañadas producen gas etileno, por eso las flores cortadas se marchitan, están dañadas.

Monsanto ha conseguido interferir en el proceso y lo ha probado con la rosa. Los científicos Jill Deikman y Nicholas Wagner pusieron las rosas en jarrones y mezclaron el agua con las moléculas de ARN que bloquean la producción de gas etileno. A las dos semanas estudiaron la evolución de las flores, con puntuaciones que iban desde “floración ideal, sin defectos físicos” hasta “completamente desecada”.
 
La idea puede tener un impacto importante en la industria de la floricultura. Estados Unidos importa el 80% de las flores frescas que vende. Ecuador y Colombia son dos de los países con más exportaciones en un mercado dominado por Holanda. El transporte de las flores recién cortadas depende de aviones y toneladas de químicos tóxicos para evitar que se marchiten.
¡Impresionante!
 

¡Las Plantas saben Matemáticas!

Científicos descubren que las plantas realizan cálculos matemáticos

 
¿Curioso eh? Estamos rodeados de cosas que creemos conocer y nos sorprenden cada día.
 
 
 

Se trata de uno de los descubrimientos más sorprendentes de la biología: las plantas son capaces de realizar cálculos matemáticos simples para no morirse de hambre. En concreto, calculan la cantidad de energía almacenada para asegurarse que será suficiente durante la noche, momento en el que, al no haber luz solar, no pueden realizar la fotosíntesis para convertir el dióxido de carbono en azúcares y almidón. El hallazgo, realizado por un grupo de científicos británicos, ha sido publicado en la revista científica eLife
 
"Este es el primer ejemplo concreto en un proceso biológico de que existe un sofisticado cálculo matemático", ha dicho a Reuters Martin Howard, uno de los científicos del estudio, del John Innes Centre en Reino Unido.
 
Los investigadores analizaron plantas del género Arabidopsis un tipo utilizado ampliamente para estudios científicos. Se dieron cuenta que, durante la noche, las plantas realizaban un consumo tan exacto y preciso de almidón (sustancia que les sirve de reserva energética) que solo sería posible llevarlo a cabo mediante un cálculo previo.
"Lo que hacen es un cálculo matemático de una forma química", ha explicado a la BBC el profesor Alison Smith, responsable del estudio. Pero, ¿cómo exactamente? Es una simple división. Por un lado, la planta mide la cantidad de energía almacenada en su sistema (almidón). Por otro, un "reloj" interno, similar al de los humanos, le dice qué momento del día es o cuanto falta para amanecer. Simplemente dividiendo las moléculas de energía entre las de tiempo, la planta es capaz de calcular con precisión la cantidad de energía que debe y puede consumir durante la noche para no morir de hambre, hasta que la luz le permita de nuevo volver a producir más energía.
 
 Los científicos creen las aves migratorias podrían utilizar un sistema similar para controlar la cantidad de energía almacenada en sus organismos durante vuelos de larga distancia. Ahora ya sabemos que las plantas lo hacen.
 
 Ya sabes: la próxima vez que mires a una planta, recuerda que esas hojas saben dividir. ¡Casi nada!